COSAS QUE NO ME HARÍA
En
todos los tiempos la raza humana ha procurado por diferentes motivos modificar
su apariencia física, ya sea a través de cirugías, maquillajes, utilizar
elementos postizos, prótesis, tatuajes, etc. Cada cual tiene sus motivaciones y
son respetables. Cada loco con su cuento. En mi caso particular prefiero ser lo
más natural posible. En una oportunidad intenté hacer un cambio drástico en mi
apariencia y no funcionó. Recuerdo que esa vez acompañé a una amiga a una
escuela de belleza donde realizaban tratamientos para el cabello gratis,
precisamente para que las alumnas pudiesen practicar con las cabezas,
cabelleras y cueros cabelludos de sus inocentes víctimas. En un súbito arrebato
de locura decidí pintarme el pelo de un color que era algo así como ocre rojizo,
no recuerdo bien el nombre del tono pero así lucía el resultado. Primero me
decoloraron el cabello, incluyendo las cejas, y luego aplicaron el encendido
tono. De regreso a mi casa pude sentir las miradas continuas de los compañeros
de viaje en el colectivo. Eran miradas de asombro, estupor, curiosidad, o tal
vez nadie miraba, era mi propia autosugestión de sentirme observado.
Las
verdaderas miradas de consternación llegaron cuando llegué a mi casa. Mis
padres ya estaban descansando en su cuarto, cuando yo entré como si nada y los
saludé. Esa escena parecía una película de Alfred Hitchcock . Mis padres me
miraban horrorizados, no podían pronunciar palabra alguna. La imagen del hijo
serio y aplomado estaba siendo fuertemente cuestionada debido al espectáculo de
cabello de fosforito que estaban observando. Su mirada era una combinación de
enojo, asombro y espanto. Luego me dijeron: – Mañana se manda rapar. Y así fue.
La verdad no duró mucho el experimento. Lo verraco fue disimular después el
tinte de las cejas por lo que tuve que utilizar una tintura anti-canas de mi
mamá que se aplicaba con una brochita. Al final del día se empezaba a diluir y
a vislumbrar el tono claro de las cejas, por lo que cada mañana se repetía el
ritual.
En fin, desde entonces he optado
por una línea conservadora y natural, sin objetar claro está a aquellos que
deciden, por múltiples razones, hacerse modificaciones en su apariencia,
temporal o permanentemente. A continuación expondré en una tabla, las ventajas
de lo natural en varios ejemplos de cosas que definitivamente no me haría.
Tenga en cuenta esta tabla, imprímala, plastifíquela y guárdela en su billetera
o bolso y téngala siempre a mano antes de tomar una decisión relativa a estos
eventos.
COSA QUE NO ME HARÍA
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BENEFICIO DE NO HACERLO
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ALTERNATIVA
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Tatuaje
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Piel despejadita
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Tatuaje lavable
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Piercing
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Piel sanita
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Aretes de presión
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Alargamiento del cuello
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No parecerse a una jirafa
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Caminar con el mentón elevado
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Estiramiento facial
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No parecerse a una jirafa con la cara estirada
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Sonría como el guasón
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Reducción de Cabeza
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Mayor capacidad cerebral
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Ver internet todo el día
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Dentadura Metálica Hip Hop
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No atraer rayos
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Usar brackets
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Implante de nalga
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No parecerse a la jirafa que tiene la cara estirada y
con implante de nalga
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Use un cojín si lo que quiere es descansar al sentarse
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Uñas postizas en los pies
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Evitar la uña postiza encarnada
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Uñas normales con las que nació
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Orejas alienígenas
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No lucir como un idiota
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Lucir como un idiota
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