Seguridad ante todo
Los controles en los aeropuertos son cada vez más exigentes.
La paranoia colectiva originada por el terrorismo de algunos grupos tales como
Al Qaeda y su extinto líder Osama Bin Laden, sectas apocalípticas, reggeatoneros e hinchas de fútbol, han hecho
de la seguridad una obsesión completa en todo el mundo. La policía y los
encargados de la seguridad aeroportuaria ven en cada sujeto un posible portador
de alguna bomba. Ya no se salva nadie. Una viejita puede traer una metralleta
encaletada entre las naguas, una mujer embarazada puede no estarlo y tener en
su vientre abultado una pipeta de gas. El típico individuo con barba de ocho días, un diente desportillado, tres
cicatrices en el rostro, el pelo desordenado, rostro de enojo y una sonrisa
falsa repetitiva, similar a un tic, ya no es sospechoso. Puede ser un político,
un diplomático o un marido maltratado. Las apariencias engañan. Lo digo con
plenitud de conocimiento, porque yo trabajé en seguridad aeroportuaria. Hay
muchos secretos que no se pueden revelar por obvias razones. Esto implicaría
problemas con la KGB, la CIA, la DEA, el FBI, KFC y los KKK.
Mi trabajo era ser
agente de aviación. ¿Qué hace un agente de aviación? En esencia, es la persona
encargada de velar por la seguridad de un avión y sus pasajeros, a través de
diversos controles previos de inspección, para evitar que ingresen a la
aeronave sustancias alucinógenas, explosivos o personas con temperamento
explosivo o alucinógeno. Para ello uno debe valerse de tecnología de punta como
los rayos x. Es tecnología de punta, ya
que uno tiene que colocar la punta de la nariz sobre la pantalla para
distinguir con nitidez los objetos que allí se proyectan. ¿Qué se observa a través de estas pantallas?
Infortunadamente no hay opciones de canales de entretenimiento, noticias o
deportes. Únicamente radiografías de maletas. Cosas habituales, cosas que la
gente normalmente carga en sus maletas, tales como: zapatos, ropa, comida,
bates de beisbol, cráneos de simio, fósiles de estegosaurios e implantes
mamarios de repuesto. Las achiras y los alfandoques crean suspicacias por lo
que las maletas deben ser revisadas con mayor minuciosidad. Es cuando se avisa
a los pasajeros que deben estar presentes en el momento de la revisión, ya que
se pueden quejar ante la aerolínea porque el chicharrón fue hábilmente extraído
de sus mogollas, o sus mangos fueron chupados y únicamente dejaron la pepa.
Puede suceder…uno nunca sabe.
En ocasiones se hace una entrevista de seguridad. Esto con
el fin de detectar si la persona dice la verdad. La técnica de inmersión de la
cabeza en una alberca llena de agua, ha sido descartada, principalmente por los
sobrecostos que generaría la posterior disposición de toallas y uso de secadores de pelo. Los
choques eléctricos son también muy costosos en estas épocas de crisis
energética, por lo que hacer preguntas directas ahorra tiempo y recursos. Uno puede
hacer preguntas como:
- Señor, ¿lleva una bomba en su maleta? ¿Es usted una mula del
narcotráfico y tiene cocaína envuelta en bolas cubiertas de látex en su
estómago? ¿Es usted un espía, doble agente de la KGB?-.
Son preguntas directas que ahorran bastante tiempo. En lugar
de preguntar cuál es el motivo de su viaje o frases de cajón que no llevan a
ningún lado. Las preguntas al grano permiten que el sospechoso entregue la
mercancía, así sea un buen paquete de bocadillos veleños para repartir entre
todo el equipo de trabajo.
Uno tiene que ser observador de los más mínimos detalles. Si
uno ve a una persona, por ejemplo, con un turbante en su cabeza, barba
pronunciada, y que quiere llevar como equipaje de mano un pintoresco barril de
madera, con un letrero pintado que dice TNT y del cual sobresale una mecha, uno
le puede preguntar:
- ¿Cuál es el propósito de su viaje?-.
Si la persona responde en un idioma medio árabe y empieza a disparar al aire, entonces
uno procede con la siguiente pregunta del cuestionario, por ejemplo indagar si
durmió bien la noche anterior, especialmente por sus ojeras pronunciadas. Una
vez oculto en el suelo, detrás del mostrador, se hace la tercera pregunta de
rigor y se le grita:
- ¿Señor, se
encuentra alterado?-.
Al negarse a responder esta pregunta, se puede empezar a
creer que este individuo no tiene las mejores intenciones. En medio de la
balacera, uno debe arrastrarse y llegar hasta donde se encuentre el supervisor
de turno y sugerirle que el señor del turbante, por precaución, no debería
viajar en el avión. Son diagnósticos y juicios de valor que solo un experto en
seguridad, podría emitir. Es una habilidad especial para detectar, con ojo de
águila, esos pasajeros que pueden ser una amenaza potencial, que al ojo del
parroquiano común no podría ni siquiera intuir.
Es también labor del agente de aviación inspeccionar el aeroplano. Revisar cada
rincón con lupa, linterna, espejos, martillo y estetoscopio, buscando elementos
sospechosos al interior o exterior de la aeronave. Si uno ve unos quesos en la
bodega, hábilmente camuflados detrás de las paredes, debe llamar al supervisor
de turno y comunicarle que en primera instancia se sospecha de la intención de
tráfico de quesos. La policía debe intervenir inmediatamente y verificar que
los quesos, son en realidad quesos. La policía determina el tipo de queso, la
consistencia, si se pueden combinar con bocadillo o jamón. También pueden
determinar que el queso sabe algo raro y que al ser consumidos con bocadillo,
producen un efecto particular. Por ejemplo tener alucinaciones, ver elefantes
rosados, euforia, excitación, sudoración y convulsiones con babaza. Cuando se
llega a las convulsiones se debe analizar el bocadillo, ya que puede ser que el
policía sufra del azúcar o algo similar. Sea este un buen momento para usar el
estetoscopio y analizar al sujeto que se comió el queso, si aún sigue con vida.
Como el bocadillo no estaba en el avión, entonces se analizan otras opciones.
Se puede creer que el queso no era queso, sino más bien alguna sustancia
radioactiva. Es algo complejo. Esto de la seguridad no es fácil. Finalmente se podría pensar que
en realidad el queso era droga o que había una colonia de ratones habitando el
avión.
Hay muchos secretos que no se pueden revelar, para evitar
problemas con la ONU, la OTAN, la ORANGUTAN, o el ICBF. Solo puedo decirles que
el queso, aunque no tiene nada que ver con la seguridad, está siempre presente
de algún modo. Por ejemplo cuando se le solicita a algunos viajeros que se
quiten los zapatos. Algunos emiten un fuerte olor a queso rancio, otros a queso
podrido. Allí uno puede solicitar el apoyo de la policía, que son los expertos
en queso, para determinar la variedad del mismo y sugerir al pasajero unos
buenos talcos o una inmersión de sus pies en una alberca, pero con choques
eléctricos. Debido a los costos que esto puede generar se les dice que por
favor, de manera inmediata, se coloquen los zapatos.
Ahora que conocen algo del trabajo en seguridad, la próxima
vez que viajen y les soliciten revisar su maleta, o les hagan quitar los
zapatos, no hagan mala cara. Más bien recuerden
que estos agentes son personas, que sufren, que lloran, que ríen, pero que
también están allí por el bienestar de todos, para que su viaje sea placentero.
Libros Se Habla Colombiano
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